Por Brenda

Tuve mi hija cuando tenía 18 años, y mi hijo cuando tenía 20 años.

El padre de mis hijos me aisló de la sociedad. Él no me dejaba tener amigos, y no me dejaba hablar con mi familia. Él me dijo que personas iba a poner ideas en mi cabeza y que ellos me iban a hacer pensar en una forma diferente de la forma correcta. Su forma de pensar.

Con los años la situación empeoró. Se puso más celoso y más controlador. 

A pesar de su tratamiento, yo siempre tenía el deseo de trabajar y continuar mis estudios. Me inscribí en la Universidad Autónoma de Honduras. Pero mi novio no me dejaba estudiar. Él dijo que no era bueno para mí – que la educación no tenía valor. Él me escondió mis libros y mi dinero para no ir a la universidad.

En una ocasión, él se puso muy celoso. Él escucho un rumor que yo tenía una relación con uno de sus compañeros de trabajo. Él apunto su pistola a mi cabeza – él siempre estaba armado – y me dijo que yo era una prostituta que ese momento iba a ser el último de mi vida. Ese momento fue horrible, horrible, horrible, horrible para mí.

No fue solamente un incidente. Eso fue mi vida con él.

Mi novio tenía mucha influencia en Honduras porque él viene de una familia que está involucrada con la policía y con el ejército. Una vez se puso muy celoso que me golpeo mi cara, me dejo mi ojo morado y mi nariz sangrando. Y me dijo, “Si llamas a la policía, tú sabes que no voy a estar encerrado. Tú sabes que voy a salir. Pero si lo haces no vas a sobrevivir.” Se burló de mí. Sentí miedo que no pude llamar a la policía. Me dije, no puedo seguir en esta situación.

Le dije a mi mamá que tenía que hacer algo. Tenía que irme. En ese momento, decidí que tenía que ir a los Estados Unidos. Entonces, le dije a mi novio, – “Voy a ir a los Estados Unidos, voy a aplicar para asilo y luego te puedo ayudar a venir también.” Pero eso no fue mi plan. Yo solamente dije eso para que él no me previniera, y para poder traer mis hijos.

Cuando llegué a la frontera, llegué a Hidalgo. Dije la verdad. Dije que quería protección porque estaba sufriendo de violencia doméstica en Honduras y que no podía continuar haya. Dije que no me sentía segura y sabía que me sentiría segura en Estados Unidos. Y ahora que estoy aquí, finalmente siento feliz.

Ahora que tengo asilo, siento que una puerta se abrió. Tengo muchos planes. Yo tengo un futuro, y tengo muchas metas. Mis hijos son muy felices en su escuela. Son adolescentes. Mi hija tenía 16 años y mi hijo tenía 13, y están felices aquí. Y yo también. Tengo un trabajo. Quiero seguir mejorado mi inglés y continuar mis estudios. Yo pienso que nunca es tarde para estudiar y prender.